sábado, 7 de mayo de 2011

DIMENSIONES CONCEPTUALES SOBRE LA INNOVACIÓN

Es el proceso de llevar a cabo en las empresas una política de innovación, o sea, instar a los trabajadores a elevar su inspiración, a mirar más allá de lo que realmente se puede hacer y llevarlos hacia un estado de creación con el objetivo de resolver problemas de forma diferente a lo acostumbrado y con nuevas técnicas y elementos para ello. (Armenteros, 1999).

Innovar consiste en aportar algo nuevo y aún desconocido en un determinado contexto. Más concretamente, y según la Enciclopedia del Management (2002), innovar radica en introducir modificaciones adecuadas a la moda entendiendo por moda el uso, modo y costumbre en boga. La Enciclopedia Práctica de la Pequeña y Mediana Empresa (2002), indica que la innovación es la transformación de una idea en un producto vendible nuevo o mejorado o en un proceso operativo en la industria y en el comercio o en nuevo método de servicio social. En otras palabras, podemos decir que la innovación es una idea que se vende. Con esta breve definición se pretende insistir en el aspecto comercial de la innovación, en el sentido propio de la palabra. Es decir, que una idea, una invención o un descubrimiento se transforma en una innovación en el instante en que se encuentra una utilidad al hallazgo.

Según artículo publicado en la Revista de Investigación en Gestión de la Innovación y la Tecnología en noviembre 2003 existe un cierto consenso en que los cambios rápidos en el entorno justifican el proceso de innovación en una organización. Sin embargo, existen diferencias en cuanto a la intensidad de la relación, puesto que mientras Perán (2000) otorga una gran importancia al entorno como desencadenante del proceso, Nueno y Pallás (1998) concede más importancia explicativa a las características propias de la innovación y a las variables organizativas. En esta segunda línea, investigaciones como las de Rothwell (1992) se han preguntado por qué, dado un mismo entorno, existen organizaciones que son más innovadoras que otras, y cuáles son las características de esas organizaciones innovadoras; dentro de esta corriente se han desarrollado estudios que consideran que las características estructurales están más altamente relacionadas con la innovación que las características o actitudes individuales dentro de la organización (Formichella, 2005). Siguiendo una pauta equilibrada, Mayo y Lank (2000) defienden que la relación entre organización y entorno es recíproca y que los entornos complejos y dinámicos generan mayores posibilidades de innovación. Igualmente, Luchi y Paladino (2001) consideran que el entorno y la organización interactúan provocando este tipo de acción, puesto que "la adopción de innovaciones es como un medio de la organización para adaptarse al entorno, o como forma de previsión ante cambios en el entorno, y con la finalidad de incrementar o mantener su eficacia y competitividad". A esta visión más amplia se suscriben trabajos como el de Faloh (2000), donde los elementos analizados se señalan como promotores o inhibidores de la innovación organizativa, considerando simultáneamente factores internos y externos de la organización, entre otros: los líderes, la estructura, la estrategia, la cultura organizativa y el entorno.

Actualmente, existen una serie de tendencias en la forma de gestionar la innovación que vienen condicionadas por el entorno exterior, que es el que más suele influir en los procesos. Las más importantes son:
  • Procesos de innovación más rápidos y más continuos frente a la globalización de la demanda.
  • Aumento de productividad y velocidad en procesos de innovación gracias a las Tecnología Informática y Comunicaciones (TIC).
  • Creciente utilización de recursos tecnológicos externos y compartidos.
  • Acortamiento del ciclo de vida de los productos.
  • Velocidad del cambio tecnológico y acercamiento de las fronteras tecnológicas.
  • Constitución de equipos virtuales y alianzas como respuesta al mercado globalizado.
Por otra parte, se pueden definir una serie de actitudes que contribuyen al éxito en la gestión de la innovación, como son:
  • Preocupación por evaluar la eficiencia de la innovación.
  • Establecer buenos canales de comunicación internos y externos.
  • Integrar la innovación a nivel corporativo, involucrando a todas las áreas funcionales de la organización.
  • Implantar procesos de planificación y control de proyectos.
  • Implantar procedimientos de control de calidad y de eficiencia en el desarrollo de tareas.
  • Fuerte orientación al mercado involucrando al consumidor en el proceso de desarrollo del producto.
  • Proporcionar un buen servicio de atención al cliente.
  • Desarrollar un estilo de dirección basado en el liderazgo, motivación y el compromiso con el desarrollo del capital humano de la organización. (Nueno y Pallás, 2000)

1 comentario:

  1. que interesante este articulo, ya que no sabia que existiera una serie de tendencias en la forma de gestionar la innovación. Magnifico.

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